domingo, 25 de octubre de 2015

La ladrona de libros - Markus Zusak

Esta reseña llega con cinco días de retraso. El libro que elegí, "La ladrona de libros", se me ha hecho bola y me ha costado la vida avanzar en su lectura, sobre todo al principio. Terminarlo en plan sprint en estos últimos días ha sido lo más parecido que recuerdo a entregar los deberes de educación plástica tarde y mal porque había sudado sangre haciéndolos. En fin. Mil perdones, cobloggers. 

He elegido fatal el libro por varias razones. Primero, porque tanto bombo y tanto "cómo mola este libro" deberían haberme dicho que NO. Que generalmente no coincido con los entusiasmos de la masa, que debería saber poner en cuarentena la opinión general que se alimenta de bestsellers (siento si esta frase ha quedado snob... pero es que tela lo que llega a encumbrar la opinión general). En segundo lugar, por mi manía de no leer sinopsis antes de elegir libros. Me gusta empezar los libros y las películas sin tener ni idea de lo que voy a leer. Y resulta que este libro tiene nazis y niños. Y yo odio los libros con nazis y doblemente los que tienen niños. Así que fatal elección de tema. 

La historia en sí está bien. Tampoco es la bomba, pero está bien. Aunque tengo que reconocer que el final, en el que (SPOILER) muere hasta el apuntador, me parece precipitado y baratero. Menuda forma de cerrar la historia. Y no por el drama, sino porque parece un final de trámite y como de traca final... pero desensibilizado. No sé. Te lo medio esperas, porque la narradora (ay, la narradora de la historia, qué horror de recurso) te va haciendo anticipos sobre quién muere y te lo esperas y eso amortigua un poco el choque, pero ese final le ha quedado anticlimático. O quizás es cosa mía, que tenía tantas ganas de acabar el libro que fue como "hala, ya, se han muerto todos. Por fin acaba esto". No lo sé.

Lo que más me ha gustado del libro son algunos de los personajes. Los padres, Max, Rudy, la nena... Para mí la forma de dibujar los personajes es lo mejor del libro. Y la relación con los libros y la literatura como forma de aferrarse a algo en medio de tanta miseria y desastre. 

Para mí el gran pero del libro es lo cursi, cursilísimo, que es, sobre todo al principio. La muerte resulta ser una ñoña redomada y el escritor ni os cuento. Había párrafos que eran como un inmenso ARGH de cursilidad y pedantería. Por ejemplo:

Cuando la tos se apagó, no quedaba más que la vacuidad de la vida arrastrando los pies para seguir su camino, o dando un tirón casi inaudible. 

Ella, la ladrona de libros sin palabras. Pero créeme, las palabas estaban de camino, y cuando llegaron, Liesel las sujetó entre las manos como si fueran nubes y las escurrió como si estuvieran empapadas de lluvia.

En mi opinión, el autor intenta bañarse en poesía, pero simplemente queda pringado de afectación. Y hace que la lectura de la primera parte del libro sea cabreante, porque esas ínfulas de escribir bien se estrellan en la artificiosidad. Menos mal que el señor escritor no tiene mucha pinta de ser una persona constante, porque según avanza la historia parece que se va cansando de escribir de esa forma relamida y se atenúa. Menos mal. Escribir así debe ser agotador. Y como lector, no se pueden aguantar párrafos como esos durante mucho tiempo seguido.

Resumiendo, que... meh.